Relato gay. Alan: La primera vez que vi a mi padre usar tanga parte 5.

 





Relato gay. Alan: La primera vez que vi a mi padre usar tanga parte 5. 




Papá seguía viéndome boquiabierto mi verga que estaba ya bien parada. Se levantó de la cama y su tanga comenzaba a tensar, su verga también se estaba poniendo dura. 


Se acercó a mí con una mirada entre cachonda y con algo de culpa. De seguro por su mente pasaba un debate de enseñarme porque se estaba poniendo cachondo y de enseñarle a su hijo a masturbarse.


— hijo… 


Cerró los ojos por un momento. Seguía debatiendo. Cuando los abrió pude ver su mirada cien por ciento cachonda. Le miré la tanga, ya estaba muy tensada y su verga palpitaba. 


— hijo, es algo que debes hacer tu so…


— no — le agarré el bulto y dejó salir un pequeño gemido — quiero que tu me enseñes papá, prefiero que tú lo hagas en lugar de pedírselo a alguien más…


En ese momento se enfadó.


— no, aquí tienes a tu padre para experimentar, no tienes que pedirle a nadie más. No dejaré que alguien más le enseñé a mi niño nada relacionado con sexo. Yo te voy a enseñar. 


Me pidió que fuera a la cama y me sentara. Fue a su armario y de una caja con clave sacó un masturbador como el mío pero más grande y transparente. Se puso delante de mí y se quito la tanga qué ya estaba a punto de reventar. Se acostó al lado mio y me pidió que abriera el cajón de una de sus mesas de noche y que sacara una botella y se la diera.


— esto como te dije es lubricante, ayuda a las pajas, lo hace más placentero. Cuando tu verga esté bien parada como la traigo yo — la movió con una mano agitandola — le pones mucho lubricante, no importa que mojes la cama, desde la punta de la verga hasta que la tengas completamente llena de lubricante y te escurra hasta las bolas — lo hizo, comenzó a echarse en forma de hilo, cubriendo toda su verga y escurriendo hasta sus enormes bolas que quedaron como la verga, completamente mojadas — te la puedes pelar antes de meterla si gustas, a mi me gusta que me la vaya pelando mientras va entrando. Pones el masturbador en la cabeza y lo vas introduciendo.


Comenzó a hacerlo entre gemidos.


— metelo hasta dentro, hasta que la base apriete tus bolas, luego lo sacas un poco y vuelves a meterlo así — comenzó jalarsela despacio. Yo podía ver como al verga estaba dentro del masturbador porque era transparente, se la jalaba despacio al ritmo de sus gemidos — lo haces así, tu vas a ir agarrando tu ritmo conforme vayas sintiendo placer, puedes hacerlo despacio o cuando quieras sentir mas rico, le puedes dar mas fuerte así — se la comenzó a jalar muy rápido gimiendo y poniendo una cara de enorme placer, lo hacía tan fuerte que la base del masturbador golpeaba sus bolas hasta dejarlas rojas y el sonido del choque me hacía palpitar la verga. — aaaah que rico — gimió — ahora acuéstate como yo y haz lo mismo que tu padre. 


Se sacó el masturbador dejando ver su enorme verga pelada y brillante llena de lubricante, esta le palpitaba, deseosa de querer mas placer. Me dijo que sacara otra botella de lubricante y que me acostara de nuevo.


— ya la traes bien parada ahora tu ve copiando lo que haga


Se echó lubricante en su ya brillante verga y yo hice lo mismo, lo hice como él, hasta dejarme las bolas completamente mojadas. Agarró el masturbador y lo alzó y se lo puso en la punta de la verga. Yo hice lo mismo. Dejé salir un pequeño  gemido cuando ese ano de plástico quedó en mi glande.


— ahora metelo


Lo hizo y lo copié.


Dejé salir otro gemido. Sentí una pequeña descarga ir desde la punta de la verga hasta todo mi cuerpo.


— métela despacio para que vayas sintiendo como entra en ese ano muy apretado.


Mi verga se abría paso entre el interior de ese ano de plástico. Dentro tenía texturas que se sentían deliciosas.


— metela despacio y cuando te quedé poco dejala ir toda — me decía muy cachondo.


Cuando me faltaba poco hice lo que me pidió y solté otro gemido.


— Hasta dentro, apriétate las bolas.


Lo hice y se sentía increíblemente delicioso. 


— asi dejatelo un momento, mantenlo apretado. 


Papá me veía con fascinación, morbo y deseo. Me examinaba de la cabeza a los pies y de regreso y se detenía en mi verga dentro de ese ano de plastico como mis bolas seguían apretadas. 


— mi hijo ya no es virgen de la verga. — sonrió. 


Se acercó más a mi quedando pegado a mi y me rodeó con un brazo por detrás de la cabeza hasta mi hombro. 


— sacalo poco a poco y antes de que salga tu verga vuelve a introducirla. — me decía al oído y eso me calentó mucho más. 


Lo hice y comencé a gemir más. 


— ve aumentando el ritmo como tu papá.


Poco a poco lo fuimos haciendo. Mi cuerpo se encontraba completamente caliente. 


— Ahora, hay que hacerlo más rico. Vamos a hacerlo rápido. Si hijo? — le dije que si con la cabeza — a la cuenta de tres lo harás lo más rápido que puedas — le dije que si — una… dos… tres.


Ambos comenzamos a hacerlo rápido. Solté otro gemido, intenté contenerlo, pero me fue difícil, sentía que mi cuerpo vibraba con cada jalada. Gemía y jadeaba cada vez más, papá lo hacía muy fuerte y gruñía. 


— gime hijo, gime todo lo que quieras, grita de placer si quieres, nadie te va a escuchar.


Comencé a hacerlo. Gemía y jadeaba muy fuerte.


— ¡Qué rico! que rico verdad hijo? — me decía completamente extasiado.


— ¡Si papi! si! ¡Se siente muy rico!  


— grita de placer, muévelo más! date placer! ¿Te gusta hijo? ¿ estás sintiendo rico? 


— siii papiiiii !!!!


— espera lo haré más interesante para de jalartela 


Lo hice, pero mi verga me pedía más.  Se levantó con el masturbador bien incrustado en la vera, la tenía tan grande, gorda y parada que no necesitaba sostenerlo con las manos. Fue hacia su armario una vez mas y sacó una especie de cojin negro de cuero. 


— Sacate el masturbador y pasamelo — lo hice y papá me vio muy morboso y con placer la verga pelada, brillante y roja por el roce.


Metió la base del masturbador en un orificio del cojín que parecía un pequeño sillón y puso el cojín en la cama. 


— ven, ponte de rodillas frente al cojín — lo hice — me puso mas lubricante — ahora metelo — papá aun tenia su masturbador bien incrustado en su verga — comencé a meter la verga y a volver a sentir delicioso — ve moviendo la cadera hacia atrás y hacia a delante así — se sacó su masturbador y lo puso a un lado, se puso detrás de mí y pegó su cuerpo con el mío, sentía su verga dura, caliente y palpitante en mi espalda, me cogió de la cintura con ambas manos y comenzó a moverme hacia adelante y hacia atrás. 


— Así, metelo asi — me decía muy caliente — te gusta? sientes rico hijo?


— si papi! me gusta! 


Comenzó a moverme más rápido y cada que lo hacía mi espalda chocaba con su verga, mientras movía mis caderas y me hacía meter y sacar mi verga del masturbador le hacía una paja con la espalda a la verga de mi papá. 


Gemía de forma incontrolada y lo hacía muy fuerte. Papá también gemía al sentir dos placeres, el primero ayudar a su hijo a sentir rico y la segunda rozando su verga contra mi espalda.


— que rico hijo! que morbo! tienes a tu padre muy caliente! te gusta? lo hago más rápido? 


— siiii papaaaa!!! 


Me movió más fuerte.


— papá! me orino! siento que me orino! — le decía entre gemidos.


— no es orina hijo! — jadeaba y gemía.


— papi! siento que me saldrá algo! 


— es tu leche hijo! déjala salir! tienes que deslecharte! dejalo salir! es el placer mas rico que vas a tener! te voy a mover mas fuerte! 


— aaaaaaaaaaah papiii aaaaaaaaaaa!


— déjalo salir hijo! llena ese masturbador de leche! ooh que rico! que morbo!!!! — gruñía demasiado.


Ya no podía más, papá me movía muy fuerte, yo gritaba de placer como un loco.


— aaaaaaaaaaaaaaaaaah! — solté un gemido de extremo placer y una descarga eléctrica viajó desde la punta de la verga hacia mi ano. Solté varios chorros de leche al compás de un gemido de placer bestial ya que papá no paraba de moverme.


— eso hijo! eso! siente rico! saca hasta la última gota! llénalo completamente de leche! siente el orgasmo! Eso hijo! asiiii! ese es mi hijo!


Estaba completamente sensible del glande, mi ano palpitaba violentamente y comencé a temblar. Papá dejó de moverme. Miró por encima de mi hombro. 


— sacalo hijo — estaba tan sensible que cuando lo sacaba sentía que me iba a desmayar. Lo saqué completamente. Mi verga estaba roja y llena de leche, del masturbador comenzó a escurrir mi semen. — ese es mi hijo, mi hijo ya produce leche, pero aún no ha acabado bebé, dijiste que te enseñara todo, mira tu verga, aún está parada y palpita, esté es otro placer más, meterlo de nuevo cuando ya lo dejaste lleno de leche — me cogió de nuevo de la cintura pero sin dejar de verme la verga y me fue empujando, cuando mi glande tocó el mastubador y comenzó a entrar senti otra descarga diferente en mi cuerpo. Volví a gemir, me empujó hasta que mis bolas quedaron comprimidas de nuevo — eso hijo, cuando la verga está sensible y la vuelves a meter deja salir las últimas gotas con un pequeño disparo y también se siente rico — me decía al oído — lo sientes? — si, dije débilmente por el placer que sentía — mi hijo ya es todo un hombrecito — ya sacala despacio. 


Lo hice y no pude seguir estando de rodillas me fui hacia atrás y papá me detuvo. Me dio una nalgada y me dijo al oído.


— te gustó bebé? 


— si — dije cansado de tanto placer.


— acuéstate mi bebé. — lo hice boca arriba, con la verga aun parada, la que se fue durmiendo lentamente. Papá me sonreía — quedaste muy cansado pero bien deslachado y complacido no? tu me dijiste que te enseñara. 


Se acostó al lado mío y volvió a pasarme su brazo por detrás de mi cabeza. 


— Ahora mi hijo sabe como hacerlo y podrá hacerlo cuando quiera. 


Papá tenía la verga a punto de estallar de lo parada que la tenía, sin duda le había proporcionado mucho placer lo que acababa de ocurrir. 


— papi, tu verga.


Papá la vio e hizo un gesto juntando los labios y frunciendo la frente.


— uuuu si, la traigo super parada, me calentó mucho lo que hicimos. Ya andas cansado, te gustaría ver a tu padre darse placer? 


Le dije que sí. Agarró el lubricante y echó mucho en la punta de su verga para luego meterla en su masturbador. Se masturbaba con la mano libre y la otra la dejó abrazándome por detrás de mi cabeza. Papá gemía mucho y gruñía y movía la cadera al ritmo de las jaladas. Era algo muy cachondo verle darse placer de forma rica, su cuerpo sudoroso brillaba como su verga llena de lubricante. Podía sentir su cuerpo que ardía de lo caliente que estaba. Se levantó, quitó mi masturbador del cojín y puso el suyo, se puso frente a mi, luego vació mi leche de mi masturbador en su verga mirándome muy cachondo y morboso, metió la verga en su masturbador y comenzó a follárselo.


Con cada embestida me miraba con lujuria. Era como un sueño, verlo dándole al masturbador. Su cuerpo trabajado y musculoso estaba rojo de lo excitado y cachondo que estaba. 


Me sonrió de forma maliciosa y sacó su verga llena de lubricante y de mi leche, movió el cojín dándome la espalda. Se abrió de piernas y se sostuvo con lo brazos como si fuer ha hacer flexiones, giró para verme. Se mantuvo así un momento, son su verga enorme colgando arriba del masturbador. Mostrándome sus enormes bolas y sus enormes nalgas. Me sonrió de forma perversa llena de lujuria y comenzó a meter la verga en el masturbador al mismo tiempo que hacía flexiones. Yo lo veía maravillado. 


Dejó caer su cuerpo. El cojín tenía la forma para que el torso estuviera cómodo. Gemía y gruñía al mismo tiempo que embestía y me miraba. Podía ver su cara de placer. Me veía con mucho deseo. Veía el placer que sentía su verga y el placer que sentía al verme como lo veía. Como me mostraba. Sus bolas rebotaban deliciosas al igual que sus nalgas.       



  Papá no tenía piedad, la metia muy rápido y muy fuerte acompañado de gemidos y gruñidos y de sus bolas rebotar contra el cojín, que ya estaban rojas e hinchadas. 


— te gusta ver a tu padre dándose placer? te gusta ver a tu padre sentir rico? — me decía con gestos que mostraban lo rico que estaba sintiendo. — te gusta ver como la verga de tu padre entra en el masturbador? ¿cómo me rebotan las bolas? 


— si papi 


Se detuvo. Movió el cojín sin sacar la verga y se puso de nuevo frente a mi. Y de nuevo comenzó a embestir pero lo hacía despacio sin dejar de verme. 


— ponte enfrente de mí.


Lo hice, me puse de rodillas frente a él. 


— Ves mi cara? — me cogió de los hombros.


— si papi


— te gusta mi cara de placer ? te gusta ver como te dice que estoy sintiendo rico? oyes mis gemidos? te gustan?


— si papi — no podía decir nada más, me encontraba completamente hipnotizado. 


— estoy sintiendo muy rico hijo, no tienes idea de las cosas que estoy pensando en este momento.


— que cosas papi?


— cosas muy perversas bebé, no te las puedo decir, pero me causan mucho placer. Son cosas muy porno. 


— que es porno papi?


— después te digo bebé. Sígueme viendo a los ojos bebé. Quiero sentir rico al menos así, no dejes de verme a los ojos.  Pregúntele a tu padre si le está gustando. 


— te está gustando papi?


— si hijo me gusta mucho, estoy sintiendo muy rico. Ahora dile a tu padre que lo haga más rápido. 


— hazlo más rápido papi.


— asi? asi hijo? asi? asi de rapido? — comenzó a meterla más fuerte. yo también me movía porque me seguía cogiendo de los hombros. — te gusta así de rápido? dile a tu padre que lo haga más rápido y más fuerte. 


— hazlo más rápido y más fuerte papi.


— lo que me pidas hijo… asi? asi? de rápido? — comenzó a meterlo con más fuerza y de forma salvaje — que rico se siente hijo! te gusta así de rápido?


— si papi así más! más! 


— ooooh hijo que rico! sii hijo siii! ya me van a explotar las bolas! 


Se sacó la verga en un gemido. Me miró con completa lujuria perversa. 


— ya está lista tu leche bebé —me sonrió. 


— papi… — se me salió una lagrima.


— que pasa bebé? 


— creí que ya que me sale leche dejarías de darme de la tuya y me dirias que solo probara la mía.


— no hijo, por que pensaste eso? — me sonrió — es cachondo probar la propia leche, puedes probarla y si te gusta cada que te desleches te la puedes comer.


— tu ya probaste la tuya? 


— Lo hacía cada que podía, me daba mucho morbo.


— pero ahora no lo haces porque me das a mi, perdoname papi no sabía…


— no mi bebé, me da mas placer darte mi leche a ti, puedes probar tu leche y si te gusta comértela y aun así siempre tendrás leche de tu padre, mientras mis bolas sigan produciendo será para ti.Por eso mira — me pidió que viera su verga — mira como la tengo, siempre tu padre tendrá su verga bien parada y bien dura para ti bebé y mira mis bolas, siempre tendré leche caliente para ti. ahora sácale la leche a tu padre, que mis bolas me van a estallar. Acuéstate. 


Lo hice, pero puse la cabeza en la orilla de la cama .  


 Papá me acarició mis labios con sus dedos, luego me los acarició con su verga. 


— chúpalo como un biberón bebé para que salga tu lechita, ya está lista para salir. 


Lo hice, parecía un pequeño becerro hambriento de leche. 


— ya está lista tu leche bebé — me la metió hasta la garganta — ahí te va tu lechita caliente bebé… aaaaaaaaah que rico!!! 


Soltó muchos chorros de espesa y caliente leche y me llenó mi estómago hambriento con un gemido delicioso y rico de extasiado placer, me echó hasta la última gota y luego saco su verga. Yo comencé a toser atragantado. Me levantó y me cargó. Su verga aun parada y caliente se posaba en mis nalgas. Me acostó en la cama y se puso a un lado mío. Me pasó de nuevo el brazo por detrás de la cabeza. Papá aún estaba jadeando. 


— estuvo delicioso hijo. Te gustó? Te enseñé bien?


— si papi. 


Mis ojos comenzaban a cerrarse. Lo último que vi fue la verga de papá aun parada que palpitaba humeante y quedé completamente dormido. 



Cuando desperté papá tenía mi masturbador en una mano y lo miraba pensativo. Como si estuviera teniendo remordimiento por lo sucedido en la noche. Miré hacia abajo y traía la verga bien parada y dura. 


— Papi buen día. 


— Buenos días bebé —me dijo sonriendo. 


Me acerqué a su verga a para meterla en mi boca pero me detuvo. 


— que pasa?


— no bebé, cuando vuelvas de la secundaria, se nos hizo muy tarde, anoche estuvimos muy noche… anoche tu padre se portó muy mal. Vete a duchar y a alistar.


— pero papi…


— no bebé, ya vamos muy tarde, incluso tendré que bajar a hablar con el director, anda, se un buen niño y prepárate para irnos. 


No estaba enfadado y no notaba ningún cambio, simplemente era responsable en mi crianza. 


Cuando bajé papá ya estaba listo, se veía muy apuesto luciendo su traje negro. Como lo había dicho, tuvo que bajar a hablar con el director, mientras yo me iba a clases. 


 

Me costó concentrarme en clases. Solo veía en mi mente todo lo que hicimos mi papá y yo y la verga se me podía dura y tenía miedo que alguien se diera cuenta. Estaba muy caliente. Quince minutos antes de que terminaran las clases pedí permiso para retirarme. Recordé a papá, que tomaba duchas frías para bajarse lo caliente. En las duchas del colegio me desnudé y me duche con agua fría. Si alguien hubiera entrado me hubiera visto la verga bien parada. El agua fría me ayudó un poco, pero sabía que la única forma de bajar lo caliente era seguir haciendo cosas con mi padre. Cuando salí del colegio papá ya me esperaba. Cuando subí al coche me preguntó por qué traía el cabello mojado y le dije que había tenido la última clase de deportes y me había duchado para quitarme el sudor. Después dijo que iríamos a casa a que me cambiara para el entrenamiento y ya con el uniforme irnos a comer, porque me llevaría directo. Por un momento pensé que lo hacía para evitar estar con él, pero me aclaró que surgieron unos problemas en el trabajo y debía atenderlos, que tendría que llevarme una hora antes al estadio. 


En el trayecto a casa respondió una llamada en el coche y tuvo que usar el altavoz porque iba conduciendo. El otro hombre le decía cosas relacionadas con actas, demandas y embargos que debían hacerse a una empresa. Me alivié de que no era porque papá no quería seguir haciendo cosas sucias conmigo. En una ocasión que tuvo me dijo que metiera un cambio de ropa formal, porque asistiría con él a una cena. Que después del entrenamiento tendría que ir con él al trabajo.   


En casa me cambié rápido. Como ya me había duchado en el colegio no era necesario hacerlo de nuevo. Empaqué mi cambio de ropa. Un pantalón de vestir, una camisa color café claro y mis zapatos. 


Papá estaba en la sala aun con el celular en una oreja. Agarré mi mochila y cuando pasé por un lado de él me detuve y le agarré el bulto apretandolo, papá hizo un gesto de que le había gustado y me miró lujurioso.  


— dame un momento — me agarro la mano e hizo que se lo apretara más y me dijo al oído— cuando vengas del entrenamiento te doy lechita. Perdoname, no cuento con mucho tiempo, pero te lo voy a compensar. 


Le dije que no había problema y salimos, no sin antes que papá se acomodara el pantalón porque se le estaba poniendo dura y fuera de casa estaban unos vecinos. 


En el restaurante no respondió ninguna llamada. Solo habló conmigo y la verdad, era muy agradable. Algo normal que hacen los padres con sus hijos. 


Antes de salir del restaurante papá llamó al coach y le dijo que por cuestiones de trabajo debía llevarme una hora antes, que si no había problema, el coach le dijo que no y salimos con rumbo al estadio. Cuando llegamos el coach nos esperaba en la entrada, saludó a papá y le dijo que no había problema que yo siempre me he portado bien. Papá se fue y el coach Miguel me acompañó dentro. Le dijé que si podía hacer algo antes del entrenamiento y no aburrirme, me dijo que hiciera lo que quisiera, le dije que me sentaría en unas bancas a escuchar música, me dijo que estaba bien, sonrió y luego dijo.


— yo estaré con el coah Luis en las duchas, estarás bien aquí?  —le dije que si, me miró con morbo y se despidió. 


Escuché musica por unos cinco mintos, luego me di cuenta que me había insinuado que estaría literal con el coach en las duchas, recordé su mirada de morbo y dejé todo para ir a ver. 


Cuando entré se escuchaba el ruido de las duchas, caminé por el pasillo y el coach Miguel y el coach Luis estaban en suspensorio en la misma ducha. Luis era más alto que Miguel, más bueno ( no tanto como papá) más peludo y más moreno solo que menos robusto.


Cuando me vieron Miguel sonrió.


— Alan, una disculpa, tenemos que ducharnos antes del entrenamiento y al coach Luis no le gusta desperdiciar agua, así que estamos compartiendo la ducha. — Luis solo sonrió. 


— no hay problema —dije sin titubear. 


Estaban completamente mojados y tenían una erección. Podía ver como se tensaba el suspensorio de Luis que la tenia mas grande que Miguel ( pero vuelvo a recalcar, no tanto como papá).


— la vez pasada Alan me ayudó a tallarme el cuerpo, me ayudó a lavarme bien las bolas —decía sonriendo y con tono cachondo, Luis sonrió más — No te preocupes Alan, el coach Luis es de mucha confianza. 


— si quieres… nos puedes ayudar. —dijo Luis muy cachondo. 


Sonreí, me dije a mi mismo … ok seguiré su juego, como los veía y veía sus rostros sabía que podría jugar con ellos y con lo caliente que estaban estarían dispuestos a hacer lo que fuera. Pero ninguno de los dos iba a tocarme, había decidido que solo papá lo hiciera. 


Me senté en una banca frente a ellos y les dije.


— ya me duché antes de venir. Qué es lo que hacen realmente? — les lancé una mirada provocadora. 


Los dos se miraron por un momento luego el coach Miguel le dijo a Luis que no diría nada, que yo era de fiar. Que me gustaba ver. 


— nunca has visto a dos hombres duchandose juntos? — preguntó Luis mirandome con deseo.


— no


— te gustaría ver? 


— si  

Ambos sonrieron y empezaron a frotarse los paquetes por encima del suspensorio y a tocarse el cuerpo del otro, era una escena muy caliente. Luis comenzó a besar a Miguel, podía ver sus lenguas jugueteando bajo el chorro de agua. 


Miguel le quitó el suspensorio a Luis y dejó ver su verga peluda y morena, bien erecta y pelada. Luis hizo lo mismo con Miguel. 


Yo veía fascinado y ambos se dieron cuenta. Pude ver en sus ojos que querían darme más cosas para que disfrutara visualmente. 


— Nos puedes poner jabón en todo el cuerpo para frotarnos? — preguntó Miguel entre jadeos por la fricción de su verga con la de Luis. — le dije que si, me levanté y se notaba mi paquete, se me estaba poniendo dura.


Les vacíe casi todo el jabón líquido en sus cuerpos. Se tocaban y frotaban más sus vergas en ese duelo de espadas de carne que se veía delicioso. 


— mira nada mas como te tenemos, bien duro. No quieres estar entre los dos? — dijo Luis completamente cachondo.


— No, prefiero verlos. — sonreí.


— Entonces ve a sentarte para que disfrutes de todo lo que haremos — me lo decía bien jarioso, lo estaba disfrutando mucho. 


Me senté de nuevo en la banca. 


Sus cuerpos peludos estaban llenos de espuma, pero esta duró poco porque seguían bajo la lluvia de la ducha. 


— te gusta vernos Alan? — preguntó Luis y le dije que si — Quieres ver más? — asentí — qué quieres ver?


— coach Miguel, métase la verga del Coach Luis en la boca. — sonreí con malicia. 


Ambos se sorprendieron y sonrieron. Miguel se agachó, se puso de rodillas y comenzó a chuparle la verga a Luis que gemía de placer. 


— eres un cabroncito Alan, un cabroncito muy caliente. Ves porno gay?— jadeó.


No quería decir que hacía cosas con mi padre, así que mentí, la verdad es que no veía. 


— Si — respondí y Luis me miró con más deseo — pero solo eso, no he visto más.


— y has visto porno de penetraciones, coger entre hombres? o al menos con una morra? — le dije que no —ahorita veras cosas que no has visto aún, pero primero, quieres que se la mame al coach Miguel? — le dije que si.


Miguel que disfrutaba de la verga se la saco, se paró y Luis ahora estaba de rodillas mamandole la verga. Duraron un rato y luego Luis dijo.


— te vamos a enseñar lo que es coger y cómo hacerlo, para que un día lo hagas tú. — sonrió. Pon atención — eso no era problema, estaba completamente atento a todo — primero — agarró a Miguel y lo hizo que se empinara y se puso en cuclillas — tienes que mamarles el culo, que tu lengua entre toda y chupa así.


Se lo hizo a Miguel quien comenzó a gemir como una puta deseosa. 


— ay que rico, que rico papi! sii! asi!!! 


Luis parecía un animal salvaje lamiendo el culo de Miguel, bufaba y gruñía.


— cuando ya lo tengan bien mamado les metes la verga sin piedad, esto es coger.


Se la dejó ir de golpe, Miguel soltó un grito de dolor. Empezó a embestirlo fuertemente, a gruñir, a gemir, a bufar, se veía que lo disfrutaba mucho. Miguel jadeaba, gritaba y gemía como una puta. El coach Miguel, quien se veía muy varonil, como todo un macho, se retorcía, abría más las nalgas, gritaba deseoso y completamente lleno de dolor y placer, como una puta sumisa, mientras la verga de Luis lo perforaba sin piedad. 


Luis se la sacó y luego se tiró al piso con la verga bien erecta.


— ahora verás lo que son unos sentones ricos. —jadeó Luis.


Miguel se sentó arriba de él mirándome de frente y se metió la verga de un sentón entre un grito de dolor y placer. Comenzó a darle sentones. Tenía unas tetas grandes y torneadas debido al ejercicio, estas rebotaban alzando sus pezones enormes y excitados. Pero lo que más me gustaba era ver sus bolas y su verga saltar de arriba a abajo mientras mataba a pajas la verga de Luis con su ano. 


— aaaaaaaaaah! aaaaaaaasiiiii! que delicia! — gemía Miguel. — te gusta Alan? te gusta ver como me perforo el ano? — gritaba.


Yo ni siquiera respondí, veía excitado y maravillado esa escena de lo más porno. Luis me miró para ver si me estaba gustando.


— Dale más fuerte —dije — brinca más fuerte. 


Miguel comenzó a gritar más y brincaba con más fuerza. Luis le dio una nalgada y Miguel se detuvo y se levantó, luego lo hizo Luis, para luego acercarse a mi.


— te esta gustando Alan? Quieres ver mas de cerca como entra mi verga en el ano del coach Miguel? — le dije que si —mira como estas, bien duro, déjala salir, quiere ser deslechada, sacatela y jalatela, si sabes que es eso?


— si, me pajeo seguido.


— pues date una paja, ahí hay papel para que no ensucies el pantalón, jalatela viéndonos, es como ver porno. 


Me levanté por papel.


— mira como la traes, vas a reventar el pantalón, anda, siéntate, disfruta y deslechate. 


Agarré papel, fui a la banca y antes de sentarme me quite el pantalón, mi suspensorio estaba muy tensado, saque la verga por un costado. 


— estas vergón para tu edad, no se la quieres meter al coach Miguel? hazlo disfrutar. Empínate coach —le ordenó, este lo hizo, me mostraba sus nalgas peludas al igual que su ano que estaba rojo por las perforadas, Luis se puso a un lado de él poniéndose detrás de él pero dándome la cara y nalgueó a Miguel — mira, vente, este culo quiere mas verga — comenzó a moverle las nalgas— ya está bien abierto y lubricado, haz que tu verga disfrute.


Mi verga palpitó, quise hacerlo, pero me negué.


— quiero seguir viendo, esto es, es muy rico.


— es más rico coger —sacó la lengua y la comenzó a mover.


— reviéntale el ano coach, yo quiero verlo.


— ok si eso te da placer, pero si un día quieres, se la podemos meter los dos — sonrió. — siéntate, no tenemos lubricante, pero llénate la verga de saliva, date placer mientras cojemos.


Me senté, me escupí  la verga y comencé a jalarmela.


— ahorita vas a ver de cerca cómo es penetrar un culo.


Los tenía casi en frente, podía ver todo a la perfección, el culo empinado y abierto de Miguel, Luis se subió arriba de él y le metió la verga, veía como entraba y salía, como sus bolas rebotaban salvajemente. Miguel no dejaba de gritar y conforme eran más las embestidas más gritaba, hubo un momento en el que Miguel gritaba y lloraba de dolor, pero seguía pidiéndole a Luis que le diera más fuerte y no entendía, ¿como algo que te hace sufrir puede sentirse rico?


— aaaah que rico ! qué rico culo! ¿te la estás jalando Alan? 


— aaah si — dije gimiendo, mis bolas rebotaban de lo rápido que me la jalaba. 


— eso Alan, date placer, gime, quiero oírte gemir y pide que digamos cosas sucias dime si te gusta ver como trato al coach como una puta!


— siii! dale más fuerte coach, haz que el coach Miguel grite más fuerte!


— eres un cabron Alan, un cabron muy caliente!


— aaaaaaah! mi prostata!!!! — gritó Miguel descontrolado.


— te voy a reventar la próstata!!!!!!!!!!! — gruñó Luis.


— aaaaay siii! siiii no parees! no pares! ooooohhh gracias coach! gracias! 


— Alan ya te veniste? ya te salió el semen? —preguntó Luis en extremo placer.


— noo! aún no! — gemí.


— cuando te vayas a venir dime quiero que te vengas en el culo del coach Miguel, quiero usar tu semen como lubricante!


Era todo muy surrealista. Estábamos completamente cachondos. El ruido de la verga entrar y salir del ano de Miguel era exquisito. Verlos coger, ver el culo de Miguel siendo perforado violentamente, rojo y a punto de romperse, ver la verga de Luis como penetraba y perforaba el ano sin piedad, como sus bolas brincaban salvajes, como gemían, como gritaban. Me pajeaba muy fuerte y ya no podía más.


— ya voy a…. — gemí.


— espera! espera Alan! — le sacó la verga — ven, ven rápido, llénale el ano al coach con tu semen !!! ven rápido! 


Me paré aun jalandomela, me puse frente al culo peludo de Miguel — eso, eso Alan! oh que morbo! 


Grité de placer, arrojé varios chorros de leche caliente al ano de Miguel, este gimió y eso que ni siquiera lo penetré.


 — eso Alan, sácalo todo.


Cuando lo hice me senté jadeando en la banca aun con la verga bien parada y palpitando. 


Luis cogió con su lengua lo que había manchado en las nalgas de Miguel.


— que rica leche tienes Alan, será un placer usarla como lubricante, ya me voy a venir.


Se la metió violentamente, esta vez era más salvaje. Miguel se retorcía y gritaba muy fuerte y parecia que estaba a punto de darle un ataque. 


— aaaaaaaaaaaah! me vengoooo! Alan! mira como le lleno los intestinos al coach con mi lecheeeeeeee! — gritó de placer. se había venido. 


Giró para verme. Su cara era de completo placer y satisfacción. Se había satisfacido muy bien.  


— esto ha sido muy caliente Alan y se que no le dirás a nadie…


— no, no le diré a nadie — le interrumpí — me gustó mucho.


— bien — sonrió. Miguel solo gemía y estaba aun con el culo empinado. Luis comenzó a lamerle el ano, le metia la lengua hasta dentro y recogía la leche que pudiera, sabía que era mi leche, porque la de Luis estaba depositada en los intestinos de Miguel. 


— límpiate la verga y prepárate, están a punto de llegar. Eres un buen chico Alan. — sonrio jadeando. 


Me metí la verga ahora flácida en el suspensorio y me puse el pantalón. Antes de salir Luis me dijo.


— tienes una leche muy rica Alan, me gustaría probar más. — no dije nada, solo asentí.


— esta bien el coach Miguel?


— si — nalgueó a Miguel — le encanta la verga, un día tienes que penetrarlo, solo dimelo. — sonrió y me dijo que saliera. 


En el entrenamiento primero nos hicieron calentar. Yo ya estaba muy caliente, pero no precisamente ese tipo de calentamiento era el que querían. Luis se veía rebosante, claro, recién deslechado y con mucho ánimo. Miguel se unió después de un rato. Era increíble como podían fingir que nada pasó entre ellos dos. 


Mientras entrenábamos me vino a la mente que ya había visto una penetración y no me había caído en cuenta. Eso era el sexo? Vimos algo en la clase de anatomía en el colegio, pero entre un hombre y una mujer, pero esto fue algo más, era entre dos hombres, recordé lo que dijo, que si había visto ya porno gay y pensé, ¿y si busco porno gay? ¿Encontraré cosas que pueda hacer con mi papá? ¿podríamos hacer lo mismo que hicieron los coach? pero inmediatamente supe que era algo que era muy de adultos y estaba seguro que no podría hacerlo con papá, él no querría, pero ¿y si? ¿Me espero un poco más? tal vez papá me diga que hagamos ese tipo de cosas. 


Al terminar el entrenamiento nos pidieron que nos fuéramos a las duchas. Yo pedí no hacerlo, el coach Miguel me preguntó el motivo. 


— la traigo dura — le dije al oído — a menos que quiera que me la vean…


— no —rió un poco —adelantate.  


Dejé las duchas y caminé hacia la salida y me senté en la orilla de una jardinera. De repente pensé ¿y si a Alejandro ya lo penetraron? tal vez podría preguntarle. Me había comportado diferente cuando estaba con los coach. Hasta me comporté perverso ¿qué era lo que me pasaba? 


Papá llegó y bajó del auto para agarrar mi mochila y darme un beso en la frente.


— perdón papá, no me duché después del entrenamiento. 


— por que? sucede algo?


— no quise.


— no te preocupes bebé. — se puso a pensar un poco — no hay problema, te duchas en el gimnasio del trabajo.


Lo miré confundido.


— para que estés aseado para la cena. 


Lo había olvidado por completo.


— de acuerdo — le dije con culpa. 


Llegamos al trabajo de mi papá. Era un edificio enorme, en el centro de la ciudad. Todos los que pasaban le gritaban ¡Álvaro, ese es tu hijo! papá me presentaba con todo ellos y les decía que me disculparan, que acababa de salir de mi entrenamiento y que debía de asearme. En su oficina me dijo que lo esperara, que podía hacer lo que yo quisiera y hasta usar la computadora y me dijo la contraseña. También me presentó a Brayan, su asistente. Tenía 25 años, tenía la piel muy blanca y ojos claros. No me agradó para nada. Veía a mi papá con mucho interés. Me dijo que le podía pedir lo que fuera y él me lo iba a dar enseguida. Pedirle que renunciara pasó por mi mente. 


Papá salió a una junta y me quedé con Brayan. Me quité los tenis y los puse aun lado de la puerta. 


— perdón si huele feo, salí de mi entrenamiento. 


— no pasa nada — sonrió. 


— que hay aquí? 


— el baño.


— y aquí? 


— se va a la sala de juntas del licenciado Álvaro. 


— y aquí?


— es el armario del licenciado Álvaro, pero no puedes pasar. 


— por que? 


— es solo cambios de ropa, por si se llega a manchar la camisa o el traje. Pero no entres.


— no creo que se enfade si lo hago yo.


— pero… 


Abrí la puerta. Había trajes completos colgados de ganchos. Camisas y pantalones muy bien planchados. Calcetines y corbatas y unos cuantos pares de zapatos. Pero lo que no veía eran las tangas de papá. Creí que por eso no permitía que nadie entrara. Había una caja grande color negra y pensé que ahí las tendría, así que no la abrí para que no supiera el asistente.  Salí y cerré la puerta.


— Solo hay ropa.


Me senté en el escritorio de papá. Tenía un retrato de nosotros de la cintura hacia arriba con la piscina de la casa de fondo. Lo que la gente no sabía era que de la cintura para abajo, los dos usábamos tanga y papá tenía un bulto muy pronunciado. 


— ya quería conocerte, el licenciado Álvaro habla mucho de ti.


— no hay mucho que decir de mi.

— Nos ha contado todo de ti. 


No todo, pensé.  


— se te ofrece algo? 


— dulces y refrescos — dije cortante pero con un aire de cortesía. 


— el licenciado Álvaro no se enfadará si comes dulce antes de la cena?


— no creo …


— bien que tipo de dulces y refrescos?


— de los que sean, no tengo favoritos. 


Salió y comencé a inspeccionar la oficina de mi papá. Se me vino la idea de regalarle algo a papá para que lo pusiera en algún lugar. 


Brayan regresó y me dio todos los dulces y refrescos que encontró. Comencé a comer y a beber mientras veía videos en la computadora. 


— que bueno que sabes la contraseña, temía que me la pidieras porque no podría dártela. Nadie puede usar la computadora del licenciado Álvaro. 


— descuida, sé todo de mi papá. 


Me dijo que no me interrumpiría  más, que si necesitaba algo más que se lo pidiera. Pero no le pedí nada más. Despues de una hora papá entró a la oficina. 


— como se la está pasando mi bebé? 


— bien, estoy viendo videos de beisbol. 


— Bebe? … ¿te has comido todo esto? 


— si, me duele un poco el estómago. — le mentí. 


Papá miró serio a Brayan. 


— él me ha pedido…


Papá alzó la mano para interrumpirle. 


— déjalo papá, él hizo solamente lo que le pedí — le dije en tono triste, pero por supuesto lo fingía. 


— bien — dijo sin mirar a Brayan con seriedad. — Es todo, te quiero muy atento en la cena y quiero que tengas esas listas y documentos listos, no quiero fallas. 


— si, por supuesto licenciado. —se despidió y salió de la oficina. 


— espero que no  te enfermes bebé. Bueno, coge tu mochila, vamos a las duchas. 


Su piso estaba casi completamente vació, solo quedaban uno que otro trabajador y guardias de seguridad. 


El gimnasio así como las duchas estaban completamente vacíos. Me dijo que me duchara, que él esperaba sentado en una banca y me vigilaría en todo momento, pues tenía las fichas de frente. Me desnudé y abrí la ducha, pero antes de mojarme me acerqué a él.


— Papi, duchate conmigo — le dije al oido. 


— no bebé hazlo tú solo.


— pero no hay nadie papá, además no se vería mal, eres mi papá, anda acompáñame. 


Aceptó sólo porque puse cara triste. Se quitó con cuidado el traje para no arrugarlo, se desvistió y puso todo en un sitió para que no se arruinara. Se puso en la ducha de al lado y comenzamos a ducharnos. Papá solo se mojaba el cuerpo, yo me enjabonaba todo para tallarme. 


— Papi — le dije y cuando me miró comencé a frotarme el bulto con el jabón. Papá me veía boquiabierto.


Mi verga se puso dura y la de papá estaba despertando. Comencé a jalarme la verga sin dejar de verlo. 


— Alan … 


Me acerqué a él y me puse de rodillas. 


— Alan no, alguien no va a ver. 


— no viene nadie papi, déjame meterlo en mi boca.


— No Alan, mira…


Pero en ese momento ahogó un gemido. Me la había metido toda de golpe en la garganta. Poco a poco la verga de papá comenzó a ponerse dura y bien parada.


— hijo… no… 


Pero ya le succionaba hasta el alma. Papá gimió despacio, luego me agarró de las mejillas y me sacó la verga. 


— Alan no, alguien puede entrar. —dijo serio, pero con los ojos llenos de lujuria. 


— creí que me querias mucho— me levanté.


— espera, si te quiero, te amo mi bebé, pero esto no se debe hacer, no aquí… — pero dejó de hablar al verme mas triste — espera aquí. 


Caminó hacia una toalla con la verga bien parada y dura, se veía riquísimo. Se la puso, pero su verga un se notaba demasiado. Salió de las duchas y de rato regresó. Se quitó la toalla y la dejó en el suelo.


— no hay nadie, ponte de rodillas. 


Lo hice feliz. 


Papá me metió la verga hasta el fondo.


— lo haré rápido antes de que llegué alguien —dijo jadeando. 


Papá me taladraba la garganta, gruñía y jadeaba a baja voz. Me pidió que me acostara boca arriba. 


— quiero que te la jales mientras me haces el oral. 


Se puso sobre mi y me metió la verga de nuevo hasta la garganta. yo me la jalaba al ritmo de su embestida. Papá lo hacía super rápido, temía que alguien nos descubriera. A mi me salian lagrimas que se borraban con el agua que nos caía. Papá giró la cabeza un poco para verme jalarme la verga. 


Después de un rato gemí ahogadamente y me salió la leche. Me dijo que me pusiera de rodillas. Lo hice. Papá seguía dándome duro por la garganta hasta que gruñó y me llenó el estómago de leche caliente y espesa. Me la sacó y comencé a toser. Me pasó la verga por los labios y luego me pidió que terminara de ducharme.


Salimos bien aseados, bien vestidos y bien satisfechos. Antes de salir le dije que sentía al usar una tanga cuando usaba su traje del trabajo y me dijo que era muy cómoda y que le proporcionaba mucho placer. 


En la cena parecía que yo era el centro de atención, los tres socios de papá estaban fascinados conmigo y al verdad me sentía cohibido. 


Cuando llevaron la comida después de un rato solo jugueteaba con ella. 


— que pasa hijo? — preguntó papá preocupado. 


— no tengo mucha hambre —mentí — comí muchos dulces. 


Pude ver cómo papá le lanzaba una mirada seria a Brayan que estaba sentado en la misma mesa. Brayan solo bajó la mirada. Y yo por dentro reía a carcajadas. Qué puedo decir, estaba celoso. Amaba a mi papá. 


— Tienes que comer algo, no sólo dulces, no es sano. Anda intenta comer algo y el fin de semana te llevaré a comprar lo que tu quieras. 


Acepté. Si tenía hambre, esos dulces y refrescos no me habían llenado nada el estómago. 


Al final de la cena me acarició el cabello y me dijo que era un buen hijo. Tuvimos que irnos antes de que terminara la cena, pues tenía clases al día siguiente. Papá me dijo que dejara mis cosas en su oficina y que mañana a al hora de la comida me los llevaría y el uniforme ya limpio. 


Antes de salir Brayan lo llamó y papá me pidió que lo esperara. Lo hice de mala gana. No me gustaba que hablara con su asistente.  


Salieron a un pasillo. Yo podía ver a papá que era mucho más alto que Brayan por un cristal de una de las puertas. Y estaba serio. Me esperé unos minutos y luego me acerqué con cuidado para poder escuchar.  


— se dió cuenta? — le preguntó papá.


— no, no creo…


— espero por tu bien que no se haya dado cuenta de nada. Te quiero mañana en mi oficina listo, como me gusta. 


— Sí señor.   


Rápidamente regresé a mi lugar donde me había sentado para esperarlo. Me había enojado mucho. ¿Darme cuenta de que? ¿Acaso papá y Brayan tenían sexo? La idea me enojó mucho. 


— Listo bebé, ya vámonos. 


— Ok. — dije con seriedad. 


En el auto papá me preguntaba si me la había pasado bien y le  respondía muy seco que si. 


— ¿sucede algo bebé? — preguntó antes de llegar a casa. — Te noto raro.


— No. — dije muy seco. — Estoy cansado. 


— Perdóname bebé sé que tu día ha estado muy agitado y que casi no tuve tiempo para ti. Pero te lo voy a compensar. 


Al llegar a casa subí rápidamente a mi habitación. Me puse la pijama y me quedé acostado en la cama pensando. ¿como era posible que papá y Brayan tengan sexo? ¿Papá lo amará? ¿Después de lo que hicimos en las duchas de su trabajo? ¿Después de lo que hacemos todo el tiempo? 


Papá entró después de un rato. Traía una tanga verde muy diminuta. 


— Bebé te daré tu leche.


— no papi —fingí. — me duele el estómago, comí muchos dulces y aparte lo de la cena y estoy muy cansado. 


— no pasa nada mi bebé. Descansa. —me dio un beso en la frente. — Te amo mi bebé. 


— Yo también papi.


Salió con el bulto un poco duro. Estaba muy enojado. Me puse a pensar que papá realmente no me amaba como decía,que tal vez amaba más a Brayan, porque él podía ser su pareja, porque eran adultos. Odié mucho a Brayan.  


No pude dormir, me la pasaba en la cama dando vueltas, veía en mi mente a mis coach teniendo sexo y me arrepentí un poco no haber formado parte de ellos. Estar en medio de ellos, penetrar al coach Miguel. Duré así tres horas. 


Comencé a escuchar gemidos de papá. De seguro se estaba deslechando. Me levanté con cuidado y sin hacer ruido fui hasta su habitación. Papá le daba duro a un trasero de plástico. Le embestía muy duro. 


— aaaaaah! Te amo mucho! — gimió.


¿A quién le decía? ¿A Brayan? Me enfadé mucho y decidí entrar y enfrentarlo. 

 


Comentarios

  1. Que rico! Me la e jalado tan fuerte que e llenado el colchon de leche! Que rico relatas! Espero con ansia mas partes me dejaste la verga bien dura

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Dime si se te ha puesto dura 😈

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